El ambiente de vacío y desorientación cultural propio de los años 40 es muy acusado en el campo de la novela. Se ha roto con la tradición inmediata: quedan prohibidas las novelas con contenido social o fuera de la ortodoxia católica, así como las obras de los exiliados. Es una época de búsqueda, de tanteos.
Algunos autores, pertenecientes al bando vencedor y que ya habían publicado antes de la guerra, gozaban del favor del régimen y hubieran podido servir de puente entre ambas etapas (así, los falangistas Rafael García Serrano y Rafael Sánchez Mazas), pero sus aportaciones fueron escasas o no tuvieron eco.
NOVELA EN LOS AÑOS 40: NOVELA EXISTENCIAL
Dos fechas suelen señalarse como indicios del arranque del género de la novela existencial: 1942, con La familia de Pascual Duarte, de Cela, y 1944, con Nada, de Carmen Laforet. Estos dos novelistas reflejan de forma amarga la vida cotidiana de posguerra, pero sin llegar a la denuncia social, cosa que la férrea censura hace imposible. Sus grandes temas serán la soledad, la inadaptación, la soledad, la muerte. Los autores y obras más destacados son los ya mencionados más Miguel Delibes, con La sombra del ciprés es alargada (1948).
NOVELAS EN LOS AÑOS 50: EL REALISMO SOCIAL (1950-1962)
La colmena (1951) de Camilo José Cela supone un cambio importante y ha sido señalada como precursora de la nueva corriente. Los novelistas de la generación del 50 intentan dar testimonio de sus recuerdos de la guerra, de los conflictos de la vida colectiva española, de los ambientes concretos del trabajo en las diversas profesiones… y, al igual que los poetas, pretenden con sus obras producir un cambio en la sociedad.
LA NOVELA EXPERIMENTAL DE LOS AÑOS 60
En los años sesenta y hasta 1975 aproximadamente, aunque no se abandona completamente la crítica y la preocupación social, prima la experimentación. La novela que inaugura este nuevo ciclo es Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos. Otras novelas representativas de esta tendencia son, entre otras, las siguientes: Si te dicen que caí, de Juan Marsé, Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes, y Señas de identidad, de Juan Goytisolo.