GE Castro-SanMiguel. Departamento de Lengua Y Literatura Española (2º ciclo de ESO y Bachillerato)


lunes, 30 de octubre de 2017

LA POESÍA DE LORCA: EL ROMANCERO GITANO



VIDA

Nació en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898. En Granada inició las carreras de Letras y Derecho (sólo terminaría la segunda). Además, estudió música y fue amigo de Manuel de Falla. En 1919 se instala en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, y traba relaciones con escritores consagrados (Juan Ramón Jiménez), con artistas jóvenes (Dalí, Buñuel...) y con los poetas que constituirán su grupo poético. Su personalidad y su obra lo sitúan pronto a la cabeza del grupo. Durante el curso 1929-1930, marcha a Nueva York como becario, experiencia que lo marcará profundamente. De regreso a España, funda en 1932 La Barraca, grupo teatral universitario sufragado por el Ministerio de Instrucción Pública republicano con el que recorre los pueblos de España representando obras clásicas del teatro español (Lope, Calderón, Cervantes...). En 1933 hace un viaje triunfal a Buenos Aires, donde sus dramas obtienen gran éxito. Y, de nuevo en España, prosigue su trabajo infatigable de poeta, autor dramático, director escénico, conferenciante... Su labor le ha granjeado la máxima admiración y numerosos homenajes, pero también mezquinas envidias. Y su apoyo al Frente Popular y acercamiento cada vez mayor al pueblo le atrae odios, que condujeron a su asesinato a comienzos de la guerra civil, en agosto de 1936.



EL ROMANCERO GITANO


Escrito entre 1924 y 1927, se publica en 1928 y alcanza un resonante éxito que acabará por abrumar al poeta. De este gran libro, diría Lorca: «Mi gitanismo es un tema literario y un libro. Nada más.» ¿Nada más? Piénsese que la elección de un «tema» responde siempre a motivaciones profundas. El mismo Lorca se confesaba «inclinado a la comprensión simpática de los perseguidos: del gitano, del negro, del judío...». Aquí está la clave. Estamos lejos de un juego poético: el poeta canta fraternalmente a esa etnia marginada y perseguida. Más aún: ese «constructor de mitos» que fue Lorca (en su teatro y en su poesía) eleva el mundo de los gitanos a la altura de un mito moderno, parejo en fuerza a los grandes mitos clásicos.


El significado de ese mito es evidente: ilustra el tema del destino trágico que late en toda su obra. Las figuras que aparecen en el Romancero gitano son seres al margen de un mundo convencional y hostil, y —por eso— marcados por la frustración o abocados a la muerte: Antoñito el Camborio, el «Emplazado», Juan Antonio el de Montilla, Soledad Montoya... En realidad, según Lorca, en el libro «hay un solo personaje real, que es la pena que se filtra» (y ahí está el «Romance de la pena negra»).


Por todo el libro estallan unas tremendas ansias de vivir que topan contra la imposibilidad de vivir. Fácil es imaginar hasta qué punto ha proyectado Lorca sobre esos personajes sus propias obsesiones, su «sentimiento trágico de la vida».


Con el Romancero gitano, en fin, Lorca alcanza un lenguaje inconfundible. Es el punto más alto de la repetida fusión de lo culto (y hasta de lo vanguardista) con lo popular que caracteriza al grupo poético al que pertenece Lorca. El viejo metro castellano renueva su andadura tradicional. Y caben en él las metáforas más audaces, que, sin embargo, no disminuyen su fuerza apasionada y directa, humanísima, elemental.




COMENTARIO DEL ROMANCE SONÁMBULO 


VEAMOS EL SIGUIENTE VÍDEO DONDE EL PROFESOR GARCÍA MONTERO NOS EXPLICA EL ROMANCE SONÁMBULO

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