EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
INTRODUCCIÓN A LA OBRA
El árbol de la ciencia (1911), obra perteneciente a la trilogía de “La raza”, es la novela noventayochista que mejor expresa la crisis existencial del tránsito del XIX al XX. Su tema central es la desorientación del hombre inadaptado y encerrado en un callejón sin salida que busca un sentido a la vida pero que la insatisfacción ante los ambientes que le rodean y las dolorosas experiencias vitales lo conducirán al suicidio.
El dilema en la obra, de ahí el título, es, o la acción en el círculo que nos rodea, o la abstención y la contemplación indiferente de todo (ataraxia). Andrés Hurtado vacila entre ambas direcciones. Su doble fracaso: no acierta a ver la posibilidad de una acción fructífera; y, por otro lado, la contemplación y el conocimiento de la verdad (“el árbol de la ciencia”) le lleva al dolor y a la angustia. Se trata de una novela de aprendizaje, ya que a lo largo del relato se va conformando la personalidad del protagonista desde la juventud hasta la madurez, a partir de un “viaje” por el mundo exterior (Valencia, Madrid, Alcolea...), y por su mundo interior (lecturas filosóficas y charlas con su tío Iturrioz).
Esta novela posee un gran componente autobiográfico (Andrés Hurtado es el Baroja joven, su tío Iturrioz, el Baroja maduro; la vida del estudiante de Medicina; la muerte del hermano pequeño (muerte del hermano mayor Darío Baroja); el periodo de médico en Alcolea del Campo (fue médico en Cestona); la lectura de filósofos como Kant, Schopenhauer o Nietzsche...).
El árbol de la ciencia (1911), obra perteneciente a la trilogía de “La raza”, es la novela noventayochista que mejor expresa la crisis existencial del tránsito del XIX al XX. Su tema central es la desorientación del hombre inadaptado y encerrado en un callejón sin salida que busca un sentido a la vida pero que la insatisfacción ante los ambientes que le rodean y las dolorosas experiencias vitales lo conducirán al suicidio.
El dilema en la obra, de ahí el título, es, o la acción en el círculo que nos rodea, o la abstención y la contemplación indiferente de todo (ataraxia). Andrés Hurtado vacila entre ambas direcciones. Su doble fracaso: no acierta a ver la posibilidad de una acción fructífera; y, por otro lado, la contemplación y el conocimiento de la verdad (“el árbol de la ciencia”) le lleva al dolor y a la angustia. Se trata de una novela de aprendizaje, ya que a lo largo del relato se va conformando la personalidad del protagonista desde la juventud hasta la madurez, a partir de un “viaje” por el mundo exterior (Valencia, Madrid, Alcolea...), y por su mundo interior (lecturas filosóficas y charlas con su tío Iturrioz).
Esta novela posee un gran componente autobiográfico (Andrés Hurtado es el Baroja joven, su tío Iturrioz, el Baroja maduro; la vida del estudiante de Medicina; la muerte del hermano pequeño (muerte del hermano mayor Darío Baroja); el periodo de médico en Alcolea del Campo (fue médico en Cestona); la lectura de filósofos como Kant, Schopenhauer o Nietzsche...).
TEMAS Y CONTENIDO IDEOLÓGICO
El tema fundamental de la novela, ya mencionado más arriba, es la búsqueda del sentido de la existencia humana, que Andrés Hurtado persigue de mil maneras pero no llega a encontrar (de ahí la angustia, el aislamiento, la abulia y el suicidio). A este tema están subordinados todos los demás temas:
La preocupación por España: en la línea de la Generación del 98 se refleja la vida española de finales del siglo XIX: la pobreza cultural del país (ineptitud de los profesores...), la pasividad; el egoísmo de la vida rural y su inmovilismo; las miserias, las injusticias y la apatía
de la ciudad; la gran diferencia entre ricos y pobres; el caciquismo; la influencia nefasta de moral católica; la corrupción política y la explotación... . España está enferma y para combatir la enfermedad hay que diagnosticarla. Para ello Baroja nos muestra una amplia galería de
personajes egoístas, incultos, crueles, incomprendidos, vagos, explotados... . La crítica afecta a todos los sectores: la Universidad, la prensa, la política, la burguesía, el mundo urbano, el mundo rural...
El tema fundamental de la novela, ya mencionado más arriba, es la búsqueda del sentido de la existencia humana, que Andrés Hurtado persigue de mil maneras pero no llega a encontrar (de ahí la angustia, el aislamiento, la abulia y el suicidio). A este tema están subordinados todos los demás temas:
La preocupación por España: en la línea de la Generación del 98 se refleja la vida española de finales del siglo XIX: la pobreza cultural del país (ineptitud de los profesores...), la pasividad; el egoísmo de la vida rural y su inmovilismo; las miserias, las injusticias y la apatía
de la ciudad; la gran diferencia entre ricos y pobres; el caciquismo; la influencia nefasta de moral católica; la corrupción política y la explotación... . España está enferma y para combatir la enfermedad hay que diagnosticarla. Para ello Baroja nos muestra una amplia galería de
personajes egoístas, incultos, crueles, incomprendidos, vagos, explotados... . La crítica afecta a todos los sectores: la Universidad, la prensa, la política, la burguesía, el mundo urbano, el mundo rural...
La lucha por la vida: la obra es una denuncia de la injusticia social y de la explotación del hombre por el hombre. Andrés Hurtado termina convenciéndose de que la injusticia social no tiene solución, por lo que la acción revolucionaria carece de sentido. Los más fuertes dominarán siempre a los débiles, de acuerdo con las ideas de Darwin.
Las preocupaciones filosóficas: Andrés Hurtado busca respuesta a sus preguntas en la filosofía irracionalista de la época. En la obra se da una confrontación entre abulia, abstención de todo, escepticismo, pesimismo existencial (Schopenhauer) y voluntad, acción, participación y vitalismo (Nietzsche); pero Hurtado se decantará por la “ataraxia” de Schopenhauer porque la felicidad solo puede venir de la inconsciencia y el conocimiento trae siempre dolor. Frente a la negación de la voluntad de vivir (ataraxia), Hurtado opta por el suicidio, que para Schopenhauer es la afirmación enérgica de esa voluntad de vivir y el rechazo de las condiciones en que se ofrece la vida. Además, también ha leído a Kant (Crítica de la razón pura): el hombre conoce los fenómenos de la realidad pero no su explicación intelectual.
La ciencia y el conocimiento: tampoco ofrecen una solución al sentido de la vida, al contrario, agudizan el sufrimiento humano: es preferible la inconsciencia. Es más feliz quien desconoce, quien ignora. Este pensamiento lo recoge de Schopenhauer y está en el poema “Lo fatal” de Rubén Darío. Andrés Hurtado cree en la ciencia, pero no en la de su momento, sino en la que está por venir. Por eso la novela termina diciendo que “tenía algo de precursor”. Baroja, agnóstico y anticlerical, identifica el “árbol de la ciencia” con la búsqueda de la verdad mediante la razón, el análisis y la inteligencia. “El árbol de la vida” estaría representado por los que prefieren vivir en la mentira, la inconsciencia, la sensiblería, la fuerza opresora, el optimismo infundado, la superstición y la religión. En la obra predominan los personajes que se decantan por esta última opción.
La religión: queda reducida a la categoría de superstición. Andrés Hurtado pierde pronto la fe y sintoniza con las ideas de Kant de que los postulados de la religión son indemostrables: todo ello le provoca la angustia existencial y el hastío, en la línea del 98. La soledad y la incomunicación: el absurdo del mundo y del ser humano provoca en Andrés Hurtado el aumento progresivo de su instinto antisocial.
La religión: queda reducida a la categoría de superstición. Andrés Hurtado pierde pronto la fe y sintoniza con las ideas de Kant de que los postulados de la religión son indemostrables: todo ello le provoca la angustia existencial y el hastío, en la línea del 98. La soledad y la incomunicación: el absurdo del mundo y del ser humano provoca en Andrés Hurtado el aumento progresivo de su instinto antisocial.
El dolor: asociado a la enfermedad y muerte de Luisito. Esta acentúa la tristeza de Hurtado: se enfrenta por primera vez al dolor y no lo entiende; posteriormente, con la muerte del hijo y de Lulú el dolor será insoportable; solo en su propia muerte encontrará la serenidad y la paz.
El amor: tampoco en él encuentra una respuesta. Entendido como sentimiento romántico está satirizado en la figura de Lamela. El amor familiar se pone en entredicho (en la familia Hurtado). El amor por Lulú es fructífero siempre que no transmita la vida; Andrés Hurtado al tener un hijo sólo perpetuaría el dolor de vivir (Naturalismo).
La relación padre-hijo: que en la obra es fría y antinatural, acrecentada por la ausencia de la madre, cuya presencia hubiera podido atenuar esa frialdad.